Mis viajes a Tangamandapio
Mis viajes a Tangamandapio, un viaje de introspección
miércoles, 9 de mayo de 2012
Fondo a la Derecha...
martes, 8 de mayo de 2012
Un viaje a Tangamandapio
viernes, 24 de junio de 2011
San Juan dice que Siii o No??
miércoles, 7 de julio de 2010
Cuando te vi venir...
Ese viento soplaba con sabor a primavera….
Con sabor a amor….
En un momento cerré mis ojos….
Para así sentir….el calor y acariciar tu rostro…
Tanto amor en un suspiro….tanto amor...en un pequeño despojo...
En ese aire divino cargado de tu rico aroma cuando te vi venir…
Abrí suavemente mis ojos...y como en un tiempo lento…
Venias cuasi volando….
Tras de ti…..un rayo de luz…..tan transparentemente luminosa...
Me miraste y percibí en tu cara una sonrisa borrosa…
No sabes cuan glorioso me sentí en ese momento…
El viento seguía con su susurro…silencioso…
Galopando sobre un ser invisible con un andar sigiloso…
En cuanto más esperaba a que te acerques….
Mas largo se hacia el tiempo….
Pero no me importó……
Pues también quería grabar en mi memoria ese trocito de tiempo en que parecía eterno…
Con los años que tengo de andanzas…nunca me sentí tan feliz…
Y nunca pensé que bajo esa cabellera gris se escondía el amor...
Mi corazón palpita….mi pulso se acelera…
Pero voy dándome cuenta que no estoy solo en este sentimiento…
Un ser perfecto me acompaña….
Hoy te vi venir….tan lento…tan despacio….pero valió la pena la espera…
Ahora comprendo que estoy enamorado…ahora escuche a mi corazón gritar…
Sentí cuando tu cálida mano acoge a la mía suavecita…suavecita…
Aunque a pesar del tiempo te sigo amando...
Y te seguiré amando siempre…
Hasta el día que me levante de mi lugar...este lugar…
Donde estuve desde el día en que la vida nos unió más…
Desde que nuestro amor se hizo infinito…
Te amo amor mío, te lo digo yo… tu viejito…
Karen Fleita.
La Familia
Si pudiéramos tomar un trocito de esa infancia nuestra, todo hubiera sido tan diferente, aunque se dice que cuando uno es adulto es un ser más racional, yo me doy cuenta que eveces nos convierte en seres más frívolos, pensando en lo mucho que podemos ganar si nos quedamos en el trabajo un domingo, y no vemos de lo mucho que podemos perder un día mas sin la familia, sumamos dinero, comodidad, lujos y no nos damos cuenta de lo mucho que le estamos restando a nuestros seres queridos. Sumamos avaricia y restamos amor, ¿qué nos está pasando? Se que el dinero es un mal necesario, pero una cosa es que nosotros manejemos el dinero y otra totalmente distinta es que el dinero nos maneje.
Somos títeres de nuestra ambición pero eso no significa que tu familia te acompañe, mientras nosotros caminamos hacia nuestra ambición ellos nos abandonan, nos es por que no nos aman, sino que están cansados de mendigar el amor nuestro.
Hasta que nos damos cuenta que nos quedamos solos, miramos hacia atrás, pero ya es muy tarde, miramos a nuestro costado y vemos todo lo que hemos acumulado y al otro costado personas carroñeras esperando con falsas máscaras y supuestos buenos sentimientos inventados por el dinero, pero con toda la riqueza acumulada y con buitres de acompañantes uno no es feliz, al contrario, si en un lado estuviera el trabajo con un trocito de pan y el otro lado la familia, eso nos llenaría el corazón y la satisfacción de trabajar para la familia, tener a la familia a uno lo hace sentir realizado, el salir del trabajo y camino a casa sabemos que hay personas que están ansiosos de vernos, abrir la puerta y ser derribado por el abrazo colosal de nuestros niños,, de nuestra gente amada.
Compartir la mesa, compartir sonrisa, e intercambiar amor y cariño, que mejor remuneración que esa, que dicha, que riqueza tan inmensa. Ojala nos demos cuenta antes de que ya sea muy tarde como para tratar de remediar la situación, porque no hay nada que pueda enmendar las heridas causadas al corazón de las personas que realmente nos importan y no hay mayor dolor que ver a tus hijos llorar por errores tuyos, sin que tu puedas hacerlos sentir mejor o aliviar su dolor.
Es momento de ponerle valor a las cosas que realmente requieran de valor, por que la familia y su cariño no tienen punto de comparación con las demás cosas, no tienen precio y no se puede comprar ni con todo el oro del mundo.
Karen Fleita.